
El suelo, el equipamiento y el mobiliario del cuarto de baño acostumbran a soportar un desgaste mayor que el de otras estancias de la casa. Sumado a que se trata de un espacio no demasiado expuesto, es a menudo olvidado cuando queremos cambiar el diseño de interiores de nuestro hogar y tenemos un presupuesto limitado.
Es común en muchas familias que llegue un día en el que se decide reformar el baño y es en ese momento en el que aparecen las dudas: cambiar el suelo significa aumentar el coste e iniciar unas obras que muy probablemente impidan la utilización del aseo durante días. Pero, ¿existe alguna alternativa eficiente para obtener un suelo adecuado para el baño, ahorrarnos dinero y dolores de cabeza?
La respuesta está formada por tan solo dos palabras: alfombras vinílicas.
Esta solución ha recorrido un largo camino en los últimos años y hoy en día está disponible en una gama espectacular de colores, diseños y estilos, incluidas opciones que ofrecen un aspecto similar a materiales naturales como la piedra o la madera. Aunque lo más destacable son sus propiedades.
Las alfombras de vinilo proporcionan una superficie cómoda y segura en suelos como el del baño -en los que el contacto con el agua es constante- gracias a su impermeabilidad y resistencia a las manchas y a un uso intensivo. Además también tienen la capacidad de aislar del frío y generar un entorno aséptico debido a las cualidades antibacterianas del vinilo. Un vinilo cuya impresión no desprende olores tóxicos y garantiza una buena calidad del aire.
Otra virtud destacable es su bajo mantenimiento. Con una instalación correcta y una rutina tan simple como barrerlas y lavarlas con agua y productos poco agresivos pueden durar más de 15 años en perfecto estado. Aunque es muy probable que para esas fechas ya estemos considerando reformar el baño de nuevo…