Es el primer espacio en el que estamos cuando llegamos a casa y debería ser un lugar lleno de luz y con opciones de almacenamiento ocultas a la vista. Sin embargo, lamentablemente, nuestros recibidores suelen ser pasillos estrechos y oscuros con armarios que ocupan la mayoría del espacio.
¡Pero aún hay esperanza! En este post queremos daros algunos trucos estructurales, de decoración y de diseño de interiores para intentar cambiar eso.
Espejos
Esta es la más simple de las soluciones. Un espejo colocado estratégicamente sirve para rebotar la luz y ampliar el espacio de manera efectiva.
Coloca el espejo de manera que refleje la luz natural y, si es posible, algún elemento de decoración destacado.
Evitar el exceso de madera.
La madera natural tiene un aspecto magnífico pero también una gran habilidad para comerse la luz. Recomendamos pintar la madera de blanco para suavizar el efecto del material y mejorar la reflexión de luz.
No debe darnos miedo pintar la madera ya que esta sigue manteniendo su estética una vez aplicada una mano de pintura.
Obtener luz de una habitación adyacente.
Para evitar una reforma estructural, las puertas con un cristal transparente o translúcido –para una mayor privacidad- son una excelente solución para que la luz natural fluya a través de toda la planta.
Estilo nórdico.
Los escandinavos son los maestros en la maximización de la luz. Han demostrado que pintando de blanco suelos y puertas y utilizando maderas claras consiguen reflejar la luz, transformar el ambiente y aportar ligereza a cualquier espacio.
Ligereza.
Por último, en consonancia con la idea anterior, es esencial escoger una paleta de luz adecuada para contrarrestar la oscuridad. Estos colores pueden verse tanto en las paredes como en las baldosas del suelo (que si son brillantes además reflejan la luz) como en accesorios tales como alfombras.