En 1824 el británico Joseph Aspind inventó el cemento Portland, haciendo posible lo que hoy conocemos como “piedra artificial”. Pocos años más tarde en Francia -debido a las propiedades de este material- pudo desarrollarse una técnica para fabricar baldosas sin necesidad de cocerlas para su endurecimiento. Esto permitía añadir diferentes colores en una misma fase, a diferencia del método tradicional empleado para fabricar las baldosas cerámicas, que requería aplicar colores por separado teniendo de invertir más tiempo y mano de obra.
El cemento se introducía en un molde y se prensaba para después dejar secar las baldosas para su endurecimiento 28 días en una cámara húmeda. De esta parte del proceso proviene el nombre de baldosa hidráulica y no de la utilización de prensas hidráulicas –tal y como popularmente se cree- ya que inicialmente las prensas empleadas eran manuales.

Hay 4 empresas clave para entender la historia de los diseños hidráulicos de baldosa: Butsems y Cía; Garret, Rivet y Cía; Orsolà, Solà y Cía y Escofet, Fortuny y Cía.
Butsems y Cía fue -en 1857- la primera empresa especializada en la producción de estas baldosas en su fábrica situada en la falda de la montaña de Montjuic de Barcelona.
La compañía Garret, Rivet y Cía fue la responsable de presentar en sociedad la baldosa hidráulica en la Exposición Universal de París de 1867 generando una gran expectación.
Orsolà, Solà y Cía consiguió extender e industrializar los procesos de producción gracias a su moderna maquinaria y capacidad de fabricación masiva, pero fue Escofet, Fortuny y Cía -fundada en 1886- quien destacó por sus diseños y popularizo la baldosa hidráulica por todo el mundo gracias a su expansión por toda España y América Latina.

¿Cuál fue la clave de su éxito?
Hay que tener en cuenta que la popularidad de estas baldosas coincidió en el tiempo con el auge del movimiento modernista y los fabricantes supieron aprovecharlo. Contrataron para sus diseños hidráulicos a artistas de la talla de Josep Font i Gumà, Adolf Florensa, Bonaventura Bassegoda i Amigó, Enric Sagnier, Joan Rubió i Bellver, Josep Puig i Cadafalch o Lluis Domènech i Montaner. De Escofet, Fortuny y Cía cabe destacar su diseño estrella, la baldosa hexagonal con relieves marinos que Gaudí diseñó para la casa Batlló y que nunca llegó a colocarse, pero que a día de hoy decora las aceras del Passeig de Gràcia.

